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Plan Varela–De Saint Malo: ni seguridad ni soberanía alimentaria



por Juan Jované

Un elemento indispensable de una campaña electoral efectivamente democrática es la discusión de las ofertas programáticas de cada uno de los candidatos a la presidencia de la República. Es en este contexto que se someten a un análisis riguroso los planteamientos del plan presentado por el Sr. Juan Carlos Varela en relación con los problemas de la seguridad y soberanía alimentaria.

El eje 3 del programa del Partido Panameñista propone controlar la especulación y los excesivos márgenes de ganancia, estableciendo que esto se haría en cumplimiento del artículo 284 de nuestra Constitución, el cual establece como función del Estado “regular por medio de organismos especiales los precios de los artículos de cualquier naturaleza, y especialmente los de primera necesidad”. El problema del Plan Varela es que el mismo tiene un contenido que no se compromete a la creación de un ente regulador de precios. Es así que en su página 23, luego de una larga frase en la que, sin decir cómo, se promete combinar libre competencia y concurrencia con la regulación, apenas propone “otorgarle más poderes de fiscalización a Acodeco”, obviando el necesario poder de regulación. Más aún, el Plan Varela en su planteamiento general de elevar el nivel de competencia no incluye la manera más rápida de lograr esto, es decir, la conformación de almacenes reguladores del Estado de carácter permanente, los cuales se ubiquen cerca de los centros privados de expendio con el fin de ofrecer los bienes de la canasta básica a precios oficiales.

A esto se debe agregar que el programa analizado tampoco se compromete a una política efectiva de cero hambre, única forma de lograr establecer la alimentación como un derecho humano para todos y todas; a lo más que llega es a una promesa general y difusa de velar por la seguridad alimentaria y nutricional de los grupos vulnerables, sin que se proponga ninguna medida específica al respecto.

Por otra parte, llama la atención que el proyecto de gobierno del Partido Panameñista no incluya en ninguna parte el concepto de soberanía alimentaria, dado que su utilización constituye el compromiso de mantener una política agropecuaria nacional independiente.

El manejo del tema de la producción resulta deficitario y carente de sentido nacional. Repitiendo los errores del Plan Vallarino, el Plan Varela insiste en la visión aperturista-exportadora. Es de esta manera que en la página 20 se insiste en crear las condiciones institucionales para asegurar “la comercialización y promoción de exportación de los productos agropecuarios”, mientras que más adelante establece como lineamiento seguir negociando tratados de libre comercio.

La necesidad de renegociar o simplemente denunciar el TPC está, entonces, totalmente descartada al insistir en las supuestas ventajas de ese tratado (p.21).

Más aún, el Plan Varela, completamente alejado de los conocimientos más avanzados sobre el tema, no llega a comprender que las ventajas comparativas o competitivas no están dadas, sino que las mismas se construyen con políticas adecuadas capaces de establecer rumbos distintos a los que dan las simples “señales de mercado”.

Este hecho, que ha sido observado por economistas tan importantes como Stiglitz, es ignorado en el programa bajo estudio, cuando en el mismo solo se propone que “identificaremos y respaldaremos los sectores en los que somos competitivos, fomentando la producción y las exportaciones”. Se trata, entonces, de una integración pasiva al mercado mundial.

También resulta claro que el programa del Partido Panameñista no logra comprender que una buena parte de las distorsiones o fallas de mercado a nivel del sector agropecuario se encuentran en la propia estructura de la cadena agroalimentaria internacional.

Es así que, por ejemplo, al analizar el problema de los insumos solo logra ver el problema del impacto de los aranceles locales, sin tener en cuenta que existe una alta concentración entre los oferentes internacionales y locales de dichos insumos. En la página 20 se propone que la acción de política estaría guiada hacia “asegurar que los precios sean competitivos conforme el mercado internacional”. El problema está en que se trata de precios distorsionados y manipulados por las transnacionales que, como Monsanto, dominan toda la cadena.

Nos encontramos a final de cuentas con un programa para el sector agropecuario que no logra romper con la visión neoliberal que ha venido dominando la política económica del país. El mismo, a nuestro juicio, no hará más que profundizar los ya agudos problemas de nuestro sector agropecuario. Esperamos que este artículo sea un llamado de alerta a los productores nacionales y dé lugar a un fructífero intercambio de opiniones.

1 comentario:

  1. Excelentes artículos profesor Jované, tanto este como "El inútil voto útil", seguiré pasando por su blog a leer sus demás artículos y lo invito a que pase por el mío de cuentos cortos www.milparentesis.blogspot.com. Saludos!

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