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La seguridad alimentaria y el "voto útil" de los mismos de siempre


Al acercarse el momento cumbre del proceso electoral también se incrementa la actividad política del autodenominado Movimiento Nueva República, constituido por un grupo de personas que en su momento recomendaron votar o fueron parte de los últimos cinco gobiernos que construyeron el actual modelo concentrante, excluyente, corrupto y represivo que hoy sufrimos todos los panameños.

En este sentido resulta extraño que estos ciudadanos prometan, por ejemplo, “garantizar la libertad sindical y estimular el mejoramiento integral de los trabajadores del país”, cuando fue un gobierno PRD el que a sangre y fuego impuso la reforma del Código de Trabajo, golpeando significativamente la posición negociadora de los asalariados.

No menos bizarra resulta su promesa de mejorar los salarios, olvidando que los gobiernos que recomendaron o apoyaron directamente permitieron que la participación de los asalariados en el PIB se redujera del 37.8% en el 2000 a tan solo el 30.3% en 2012, hecho que se dio, pese a un incremento de 98.5% en la productividad del trabajo. Esto significa que quienes ahora dicen preocuparse por el obrero panameño no fueron capaces de la más mínima crítica frente a una política que conllevó a una pérdida anual de $2,673.8 millones para los trabajadores asalariados.

 En el plano del sector agropecuario, con una simplicidad asombrosa, los nuevos republicanos proponen para resolver el problema del alto costo de la vida la creación de un Instituto Nacional de Semillas, el que se encargaría de importar semillas e insumos, actividad que se considera como el “único medio cierto de reducir la canasta básica” (SIC). Obviamente aquí no se habla ni de seguridad y mucho menos de soberanía alimentaria. Algunas reflexiones permiten aclarar esto. Se trata, en primer lugar, de una visión en la que se olvida un hecho que hoy es evidente para cualquier analista de la situación nacional: una de las causas básicas de la inflación de los productos alimentarios es la especulación ejercida por los comerciantes que controlan los canales de comercialización.

Es claro que si bien los nuevos republicanos adversan políticamente al actual gobierno, no están dispuestos a criticar las actividades especulativas de quienes nos gobiernan. En segundo lugar, la propuesta de los nuevos republicanos no dice nada en términos tan importantes para la producción agropecuaria como son dotar de la propiedad de la tierra a los productores, hacer un uso eficiente del agua y promover la irrigación, establecer un sistema de mejoramiento de la tecnología y de extensión agropecuaria, promover la organización de los productores, así como realizar la inversión que asegure la necesaria infraestructura y la prestación de los servicios sociales en las áreas rurales.

En tercer lugar, es evidente que los nuevos republicanos no hacen referencia alguna al hecho de las dificultades que para la seguridad y la soberanía alimentaria significa la puesta en marcha del Tratado de Promoción del Comercio. El impacto de someter al productor panameño a la competencia de productores que son catorce veces más productivos que ellos y que, además, están subsidiados por sus gobiernos no significa nada para los proponentes del “voto útil”.

En cuarto lugar, la propuesta de los nuevos republicanos carece de la necesaria orientación ambiental. En términos de las semillas, la propuesta no solo es antinacional en el sentido de que va orientada a la importación y no hacia la producción nacional, sino que es además antiecológica, en la medida que no pone como condición que las semillas utilizadas no sean transgénicas. Más aún, no se hace ninguna referencia a la importancia que debería tener el desarrollo de las formas de producción sostenida en la agroecología, la cual combina los conocimientos tradicionales, con los que provienen de la ecología y las ciencias agronómicas.

Queda así claro que el llamado “voto útil” de los nuevos republicanos, lejos de constituirse como una real alternativa para resolver los importantes temas relacionados con la seguridad y la soberanía alimentaria, resulta ser un mecanismo diseñado para mantener el esquema de desarrollo, el cual concentra los frutos del esfuerzo nacional en unas pocas manos. El problema que en realidad parece motivarlos es la lucha intestina de los sectores dominantes en torno a qué fracción se queda con el poder del Estado y así monopolizarlo, como siempre.

En estas circunstancias, el verdadero voto del ciudadano consciente que centra su utilidad en la búsqueda de la transformación social que promueve el bien común no puede alinearse con la propuesta de los nuevos republicanos. El mismo debe dirigirse hacia la visión Independiente de Verdad que abre el camino hacia un Panamá democrático, Derechos Humanos para todos y todas, con justicia social y sostenibilidad ambiental.

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